Pensando en los grafittis de Skid Robot se me ocurría que nuestra vida parece una sucesión de paredes cambiantes con objetos dibujados que no necesariamente tenemos que necesitar. Especialmente en esta imagen, donde el indigente tirado en el colchón sonríe a la cámara, se me contagiaba una sutil sonrisa al pensar en lo inexistente y efímero que puede ser mi casa llena de objetos y mi vida que termina, así intente resistirme a ello, atándose a la ilusión pintada de pertenencia. ¡Ese estúpido sueño de seguridad en el que caemos adormilados ante la vida!
Abrazados a lo inexistente
