Ninguno podía parar. Hacia la medianoche se pondrían en pie en medio de la más perturbadora ventisca y con la oscuridad que se refleja sobre la blanca nieve, todos los miembros de los equipos acomodarían las provisiones, alistarían los trajes, la compleja red de cuerdas y arneses, y continuarían su ascenso al pico del Everest.…
Mañana
